TANTRA YOGA BLANCO 2011

Te preparas para un viaje, sabes dónde vas a ir, el transporte que te va a llevar, quizá mires antes por Internet qué sitios vas a ver, miras las fotos, te sitúas, te haces una idea.




Cuando vas a un Tantra no puedes prepararte para lo que va a ser, puedes comer mejor esa semana, puedes meditar más o hacer más yoga para estar mejor física y mentalmente, pero no puedes saber cómo te vas a sentir, qué vas a sentir. No puedes saber qué puertas de tu mente vas a abrir. Tu pareja ayuda, y en este Tantra ha sido pieza esencial, gracias Mari por tu entrega, también ayuda la energía general que se crea durante el Tantra, (piensa que son 200 personas con la misma divina y pura intención), pero tu trabajo personal también cuenta. Hasta aquí indico los factores que yo ya había experimentado en otros “Tantras”, la sorpresa de éste fue que durante la primera meditación (y en otras posteriores) nos acompañaba la voz de Yogui Bhajan, genial, elevador, lo sentías más cerca todavía, siempre está ahí, quizá no lo sientas, pero siempre nos ayuda en nuestras prácticas de yoga, y en ésta más. Otra sorpresa es que desde el primer minuto la meditación fue realmente profunda, ni un pensamiento me vino a la cabeza, nada, totalmente enfocado en los ojos de mi compañera, no juzgo, no interpreto, no hago caso de nada externo, no existe nada más que la postura, el mantra, la proyección, y los ojos de tu pareja, pocas veces lo había conseguido antes. Durante la segunda meditación, a mitad, una chica sentada en la fila de enfrente, lloraba, se escuchaba su llanto en toda la sala, yo la animaba mentalmente a soltar “sigue, suelta toda esa porquería mental que te sobra, no te hace falta, libérate”, creo que consiguió mucho porque siguió con sus meditaciones ya mucho más tranquila. En el descanso lo hablaba con mi compañera Mari y otra chica que se sentó justo al lado de nosotros durante el Tantra, y les decía que me encantaría algún día llegar a meditar tan profundamente que también pudiera llorar y también desprenderme de emociones retenidas, aunque no las siento, sé que están ahí, acechando detrás de la puerta. El Universo, alguien, algo, algún alma me oyó. Tercera meditación, cógete de los codos de tu pareja, y canta el Mool Mantra, a viva voz, todo lo que puedas, 31 minutos, tengo poco que contarte, lo que se vivió allí no se puede explicar con palabras. Ojo, allí no había 200 personas cantando el Mool Mantra, éramos 200 almas vibrando en Mool Mantra. Yo no suelo llorar, casi nunca, pero en esos momentos sí, di rienda suelta a la emoción que sentía por semejante vibración y mientras tanto daba gracias por las lágrimas que limpiaban mis mejillas, mi cara… y mi subconsciente. Desde aquí doy las gracias, millones de gracias, a toda la gente que lo hizo posible, por cantar desde su corazón, por compartir su vibración y su amor. Durante el resto del Tantra la emoción siguió rodeándome y cuando ella lo creía conveniente provocaba alguna que otra suelta de energía.


Después de comer seguimos con cuatro meditaciones más, físicamente lo lleve peor, pero en un momento te vuelves a centrar en la meditación, en el interior de los ojos de tu compañera, y olvidar el dolor de rodillas, “no pestañees, no te salgas de tu postura, no hay nada mejor que puedas hacer ahora que no sea proyectarte a ti mismo en los ojos de tu compañera, ¡¡¡ mantente !!!”.



 Al final del Tantra me invadió una enorme tristeza de que aquello terminara, quería seguir, seguir creciendo. Agradeces a tu compañera el trabajo, la entrega, la proyección. También saludé y agradecí a aquella chica que lloraba durante la segunda meditación que ella fuera, quizá, la que me abriera las puertas de lo que sentí. Vamos a entrar en la Era de Acuario, la información esta disponible, todo se comparte, pero aunque lo compartas todo y te venga fácil tienes que agradecer a la fuente de todo aquello que te llega, todo. Con todo mi amor, GRACIAS. GRACIAS a todas las personas que han hecho posible este Tantra, a todos los monitores, a la facilitadora del Tantra, a Yogui Bhajan, a todos los que participamos, a mi amigo y profesor Rafa, a mis formadores Devta y Sarabjit, a mi compañera Mari, a mis alumnas/os, a mi mujer Eva, a mi hija Alba, GRACIAS. Que el eterno sol os ilumine y la luz pura interior guíe vuestro camino.


Meditación

Podemos no acabar nunca de hablar y escribir sobre la Meditación, por lo tanto, vamos a ir poco a poco. A continuación os escribo alguna información a mi parecer bastante valiosa, espero que practiquéis para ir experimentando.


La meditación es un proceso. Cuando el amanecer llega, el poder solar, la energía radial, está más disperso y la mente no es controlable. En cualquier momento pacífico (el mejor es por la mañana, temprano, antes del amanecer), te sorprenderás al ver que, en un par de minutos, un montón de pensamientos empezarán a ir hacia ti –aquellos pensamientos que no quieres tocar: los pensamientos feos, los airados, toda clase de pensamientos-. Si los dejas pasar, esto es meditación. Todos esos pensamientos que pueden pasar en ese momento de tu vida, jamás podrán entrar a tu mente subconsciente, y no te molestarán de nuevo. Este procedimiento de purificar la mente, de no descargar demasiados pensamientos a tu mente subconsciente, se llama meditación.

La meditación es el arte de romper hábitos para purificar la mente y para cuidar los asuntos cotidianos

Es importante no juzgar los pensamientos que quieren “entrar” en tu mente mientras meditas, no los juzgues, no les des calibre, no les des emoción. Las emociones son esenciales, como la vida es esencial. Toda persona es emocional, pero nuestra emoción puede volverse conmoción. Cuando la emoción se vuelve conmoción, entonces, entras en una zona peligrosa porque la conmoción puede crear un patrón, y luego, los patrones comienzan a regir tu vida.

Estas conmociones se vuelven nuestro patrón. Los llamamos hábitos. Primero, creamos un hábito, luego, el hábito nos crea. Difícilmente, existe alguna persona que no entre en un hábito –y es muy difícil romper un hábito-. Si hay un mal hábito, tienes demasiados problemas. La vida se vuelve infeliz. No creas que en el pasado las personas eran santas y ahora somos diablos. Eso no es verdad.

El uso de mantra en la meditación

Cuando tú controlas tu mente, muchos pensamientos negativos vienen a ti: toda la basura, las ambiciones, los pensamientos –conocidos y desconocidos- flotan alrededor en dirección negativa. Lo negativo es como esto: si lo cortas por el centro, ¿en qué se convierte? En positivo. Mantente cantando el mantra en dirección positiva. Así, cada negativo se volverá positivo. En los 108 segundos que logres de ese momento, podrás ver tu alma. Después de eso, te volverás intuitivo y nunca tendrás problemas.

Las meditaciones que usan mantra, actúan sobre el paladar superior de la boca, el cual controla el sistema autónomo y los impulsos del cerebro primitivo y el sistema límbico.

Beneficios de la meditación.

La meditación es para todos. Utiliza el sistema autosensorial inherente, la mente y el cuerpo. A través del uso de patrones refinados, la meditación crea una comunicación entre tú y tu mente, y entre tu mente y tu cuerpo.

La meditación…

- Desarrolla la mente neutral (meditativa)

- Nos lleva a una percepción finita de la realidad a una infinita al conectarnos con la claridad del alma.

- Fomenta un sentido de bienestar, paz interna, estabilidad y calma.

- Desarrolla la intuición.

- Libera reacciones y hábitos inconscientes, así como miedos y bloqueos conscientes, y crea el enlace espontáneo e intuitivo a la conciencia misma.

- Fomenta la capacidad para enfocar la energía, lo que significa la eficacia y la eficiencia.

- Fomenta la claridad de la mente, la conciencia mental y la capacidad para estar presente.

- Disuelve las emisiones principales de patrones productores de estrés.

- Desarrolla el lóbulo frontal, el cual controla la pesonalidad.

“No es la meditación lo que detiene la mente. Es la rendición de la mente al alma, y del alma a la Verdad. Es cuando prefieres la palabra de la Verdad a la palabra de tu propio intelecto”. Yogi Bhajan.

BERENJENA AL PARMESANO

Antes que nada, aviso, esta receta no es, desde luego, una de las más bajas en grasas. Se trata, precisamente, de un plato maliciosamente empalagoso, irresistible y delicioso.


Ingredientes para 4 o 6 raciones


1k de berenjenas cortadas en rodajas de 5 mm de ancho
300 g. de queso mozzarella auténtica (de búfala)
50 g. de queso parmesano rallado (si no, el Grana Pagano rallado va muy bien)
Hojas frescas de albahaca picadas
Harina para rebozar
Aceite de oliva para freír
Sal

Para la salsa de tomate:
500 gr. De tomates lavados, colados, pelados y troceados.
1 cucharada sopera de aceite de oliva
Sal
Azúcar (opcional)

Coloca las rodajas de berenjena en un colador y saltee cada una. Déjalas secar en el colador durante 30 minutos o 1 hora. Frótalas con papel de cocina para eliminar la sal sobrante.


Llena de harina un plato grande y reboza cada rodaja. Ten preparada una bandeja grande recubierta de papel de cocina para absorber el aceite de las berenjenas. Cubre una sartén de aceite con 1 cm de profundidad y ponla a calentar a fuego alto. Cuando el aceite esté muy caliente, ves introduciendo las berenjenas hasta que queden bien doradas por ambos lados. Déjalas secar y enfriar en la bandeja.

Precalienta el horno a 200º.

Para hacer la salsa, vierte el aceite en una olla pequeña y añade los tomates y la sal al gusto (yo le hecho un poco de azúcar para “matar” el amargo del tomate, suaviza luego el plato en general). Sofríelo a fuego medio, removiendo cada cierto tiempo. Te saldrá muy poca cantidad de salsa de tomate, pero no te preocupes, es más que suficiente.

Para presentar el plato, coloca una capa de berenjenas en la fuente de horno engrasada. Esparce encima la salsa de tomate y recúbrelo con las lonchas de mozzarella, el queso parmesano rallado encima y la albahaca picada. A continuación, añade otra capa y, finalmente coloca encima la última capa de berenjenas recubiertas con un poco de queso parmesano rallado. Este paso es al gusto, pon las capas de berenjenas, tomate y queso que quieras, hornea la fuente en el horno unos 4 o 5 minutos hasta que la berenjena esté bien dorada, las capas estén crujientes y el queso se haya derretido. Deje enfriar un poco el plato y sírvelo a temperatura ambiente.

Manos a la obra y cuando alguien la haga que me cuente qué le ha parecido. Y por cierto, acepto sugerencias para que el plato quede mejor todavía, la intención es no freír las berenjenas, si alguien sabe de alguna forma para que queden crujientes sin freírlas que me lo diga.

Saludos a todos.