Los apegos

El otro día me acordé de una noticia que ví hace ya unos meses en la tele. 

Resulta que las autoridades sanitarias han declarado que el atún y el emperador que se captura contiene un alto índice de mercurio, muy dañino para cualquier ser vivo. Ya se recomendaba a los niños y mujeres embarazadas que no lo tomaran, pero claro, por lo visto ahora es mucho más perjudicial. El tema está en que los periodistas preguntaban a las mujeres en el mercado que si seguirían comprando y comiendo estos peces a pesar del aviso de las autoridades sanitarias de que puede ser muy perjudicial; algunas mujeres decían, “bueno pues habrá que tomar menos” y otras “no voy a comprarlo, prefiero cambiar de pescado”, hasta aquí todo bien, me eché las manos a la cabeza cuando escuché a una de las entrevistadas, con una soberbia que le salía por los ojos, las orejas y cada poro de la piel “que no se piensen que yo voy a cambiar ahora de pescado, de eso nada, a mí no me van a prohibir comer atún y emperador!!”. Madre del amor hermoso, como si fuera una ofensa personal. Como seres humanos tenemos muchos defectos y uno, y muy grande, por cierto, es el apego a ciertas comidas, hasta casi identificarte tú mismo con lo que comes. A esta señora la el simple hecho de quitarle de su lista de la compra el pescado que tanto le gusta le afectó tanto que se lo tomó como si le pegaran una bofetada a su identidad, a su conciencia. Terrible. No podemos dejarnos llevar por nuestros gustos alimenticios y menos si nos confirman que tienen veneno en su interior. 

Antes de que te afecte tanto párate a pensar: 
¿tengo que comer esto? 
¿es estrictamente necesario? 
¿puedo sustituirlo? 
¿qué pasaría si cambio la receta o simplemente la anulo? 
Tú no eres lo que comes, aunque puedes llegar a serlo, (así que evítalo). 
Tú no eres tu entorno, aunque puedes llegar a serlo si no pones atención, si no meditas ni te preparas mentalmente para que no te salpiquen los problemas de otros. Inténtalo, no te va a pasar nada malo, seguro, pero párate unos minutos al día a pensar en tí, en tu interior, a ordenarlo y escucharlo. 

Gracias por vuestro tiempo.