La La Meditación y la Mente

“Man Jit Jug Jit”



Aquel que logra conquistar su mente, conquistará el mundo

Sat Nam para todos


Hace unos días, después de clase hablamos de cómo meditar, como aprender a meditar, y me acordé de un escrito de un libro muy bueno que habla de Kundalini Yoga, el libro se llama “Kundalini Yoga tal como lo enseña Yogui Bhajan”, escrito por Gurudass Singh Khalsa, de editorial Alas, por si alguien lo quiere comprar. Pues bien, transcribo literalmente unas técnica muy útiles que nos ayudaran a entender una forma de acceder a la meditación. Es un poco largo pero ten paciencia, tomate tu tiempo para ti. Espero que os guste.



Nuestra mente es el espejo en el cual se refleja el mundo en que vivimos. Cada individuo a través de sus años de crecimiento va acumulando una serie de experiencias internas que han de moldear su visión del mundo. Aquel que ha tenido una vida de desengaños, dolor y abandono, verá un mundo en el cual no puede confiar, lleno de cinismo y crueldad. Mientras que otro que ha crecido sintiéndose amado, que ha experimentado la bondad en otros y en sí mismo, verá un mundo lleno de amor; tendrá la paciencia para comprender más allá de la maldad y crueldad de los hombres, sabiendo que el comportamiento de éstos es producto del dolor y del temor.


Nuestra mente es el vehículo mediante el cual tenemos que encontrar la felicidad. Aquel ser que ha logrado dominar a sus pensamientos y ha convertido a su mente en su siervo, será feliz, mientras se continúa siendo víctima de los patrones del inconsciente, se vive en dolor.


Hay que comprender que nuestra mente funciona a un ritmo superior del que podemos ser conscientes. Durante cada parpadeo de ojos nuestro subconsciente libera más de un millar de pensamientos. Estos no los escogemos, sino que salen del almacén de experiencias pasadas que poseemos dentro. O sea que en un segundo nuestra mente es capaz de liberar 4.000 pensamientos. De este millar de pensamientos, nuestro ego tomará uno que se convertirá en una emoción. Esta emoción, marcada por tu experiencia anterior, se transformará en deseo. Y este deseo motivará la acción.


Diariamente nos encontramos con hábitos de comportamiento de los que no podemos liberarnos. Repetidamente nos decimos: “Mañana, no lo haré más”. Pero en ese mañana, por más buena intención que tengamos, actuamos de la misma manera. Dice Yogui Bhajan, que la liberación es el estado de conciencia, en el que no se es esclavo de ningún hábito negativo. Pero para liberarnos de la raíz de ese comportamiento, no basta sólo el deseo de hacerlo, sino que hay que liberarse de la raíz de ese comportamiento, el pensamiento.


La meditación es el proceso a través del cual el individuo logra limpiar su mente de manera que es capaz de experimentar su alma. Nuestra alma, nuestro verdadero Ser, es infinito, no tiene barreras, ni está sujeto al tiempo o al espacio. La práctica de la meditación trabaja limpiando nuestro subconsciente, liberando nuestra mente de aquellos pensamientos que motivan nuestro comportamiento negativo. Una vez eliminado el pensamiento, la persona es entonces capaz de cambiar y eliminar la emoción y deseo que actúa en ella.


Por meditación mucha gente entiende poner la mente en blanco.


Pero si tienes el subconsciente lleno de pensamientos, ¿cómo serás capaz de conseguirlo? Muchos al sentarse por primera vez para practicar la meditación, experimentan un gran desánimo al verse incapaces de llevar la mente a ese estado de vacío, suponiendo que esto jamás ocurrirá. El primer paso para iniciarse en la práctica de la meditación es limpiar el subconsciente y esto se llevará a cabo mediante la liberación de miles de pensamientos que cruzarán tu mente en esos momentos. He aquí como puedes poner en práctica las varias técnicas para ayudarte a acelerar este proceso, para llevarte a niveles más profundos de meditación.


De los distintos niveles de trabajo dentro de la práctica del yoga, existen tres que funcionan directamente en el proceso del control de los pensamientos y la expansión de la mente. Estos son Pratyarhar (discriminación de pensamiento), Dharana (concentración) y Diana (meditación).


Pratyahar es el proceso de sustitución de pensamiento con el fin de dirigir nuestra mente hacia la Divinidad. Nuestra mente, que se halla normalmente dentro de los confirmes de nuestro ego, continuará repetidamente, manifestando pensamientos que expresan las experiencias pasadas que han condicionado nuestra vida y nos limitan. Cuando dices “no puedo” estás afirmando la experiencia de incapacidad e inseguridad que existen en tu interior. En el momento que afirmas no poder, estás aceptando las limitaciones que te han impuesto tu ego, sin darte la oportunidad de manifestar tu capacidad creativa y de acción. Análogamente existen en nuestro vocabulario y modo de pensar, infinidad de frases y conceptos que forman y deforman nuestra visión del mundo. El proceso de Pratyahar es dirigir el pensamiento a expresar un concepto elevado y divino. Cuando recibes algo, en vez de decir “gracias”, podrías decir “Grande es el Ser Supremo que te ha dado bondad”. Es el intentar llevar a cada acción y pensamiento a manifestar lo divino en ti y en los demás.


La práctica de Pratyahar es la sincronización, análisis e introspección de todo pensamiento, de manera que sea posible ver lo divino en cada momento. Al adentrarte dentro del proceso del Yoga y al alcanzar un perfeccionamiento de tu ser, estás tomando la decisión de echar a un lado todo aquello que sea un obstáculo. El Pratyahar te ofrece la capacidad de descartar todo pensamiento que obstinadamente impide descubrir tu verdadera identidad, y crear nuevos patrones de pensamiento que te mantengan en ese camino.


La concentración o Dharana es el proceso a través del cual se fija mente en un punto de manera que sea posible detener o fijar la dirección de nuestros pensamientos. Desde que nacemos toda nuestra experiencia la obtenemos a través de los sentidos. El rápido ritmo de vida y nuestro esfuerzo por sobrevivir dentro de las actuales estructuras sociales han puesto al hombre en una situación en la cual está constantemente estimulando sus sentidos. Cuando no escuchamos a alguien hablar, estamos hablando; cuando no leemos, estamos mirando la televisión; cuando no comemos, estamos pensando en ello. Nos convertimos en adictos al estímulo externo, y su falta, lleva a muchos a la neurosis y desesperación. Este bombardeo constante de los sentidos dispersa nuestras energías y nos hace incapaces de podernos encontrar en un estado real de tranquilidad. No somos capaces de hacerlo. No somos capaces de dirigir nuestros pensamientos en una dirección determinada sin que automáticamente nos encontremos atacados por un millar de otros pensamientos que intentan capturar nuestra atención.


La práctica de Dharana, nos permite fijar nuestra mente hasta poder llegar al punto de “detener el diálogo interno” y comenzar a despertar nuestro estímulo espiritual. Dentro de esta práctica se utiliza tanto la concentración visual; el uso de mantras –concentrando la mente en uno o varios sonidos; como la concentración sensorial, dirigiendo nuestras energías físicas a ciertas partes del cuerpo. Esto despierta en el ser humano la capacidad de autodependencia y de éxito. La perseverancia no es más que la aplicación práctica de la concentración. Nuestra capacidad de control y disciplina, sólo se obtiene cuando la persona es capaz de no ser víctima de la pereza o las mil excusas que inventa el ego. Pero aún más allá, nos da la capacidad de fijar nuestra mente en el objetivo primordial del camino del Yoga, la liberación. Permite a nuestra mente comenzar a controlar sus pensamientos y recibir la experiencia de lo divino en nosotros.


Dhyana o meditación, incorpora el uso de los dos procesos anteriormente mencionados para llevar la mente a la experiencia de infinidad. Cuando desarrollamos, lo que Yogui Bhajan llama, una mente meditativa, comenzamos a vivir y actuar intuitiva y no reactivamente. Nuestros patrones usuales de pensamientos están condicionados para reaccionar de una manera habitual a los diferentes estímulos sensoriales o emocionales que recibimos. Cuantas veces no nos hemos repetido “no lo haré más”, y unos omentos más tarde nos vemos realizando ese mismo acto o diciendo las mismas palabras que intentamos controlar. No sólo somos incapaces de controlar las acciones, sino que somos incapaces de conseguir los resultados deseados. Existe en Yoga el concepto de Karma. Karma es la ley de acción y reacción. Cada acción tiene una reacción de igual intensidad y dirección pero de sentido opuesto. Cada vez que decimos algo, o ejecutamos un cierto acto, existe una consecuencia. Nuestra motivación puede ser muy buena y pura, pero si el medio que se utiliza no corresponde a lo que intentamos conseguir, los resultados serán igualmente negativos.


Cuando desarrollamos el estado de meditación y despiertas tu capacidad intuitiva, no sólo eres capaz de dirigir y controlar tus pensamientos y acciones, sino que también eres consciente del resultado de éstas. Como dice Yogui Bhajan, cada secuencia tiene una consecuencia. Tu capacidad intuitiva te permite saber cuál será la consecuencia futura de tus acciones y así serás capaz de llevar a cabo acciones cuya consecuencia será positiva y beneficiosa para ti y para los demás.

El Ajo (Allium Sativum L)

Sat Nam


Os transcribo literalmente un artículo de la revista Universo Holístico, en su número 37 aparece una información muy interesante sobre el ajo, un alimento esencial que por cierto me encanta, además está dentro de los tres alimentos sagrados-sanadores para conseguir salud para toda la vida; el ajo, el jengibre y la cebolla. En este blog empezamos con el ajo, espero que os guste. Abrazos de luz para todos.

"El ajo es un gran remedio de la naturaleza. De todos los vegetales que gozan de propiedades curativas, el ajo es el más extraordinario.

El ajo florece en primavera y verano y se siembra desde octubre hasta abril. Es el primero en acción depurativa, microbicida, desinfectante, tonificante, vermífuga (combate los parásitos intestinales), febrífuga, antirreumática y antigotosa. A pesar de su gran popularidad como condimento en la cocina mediterránea, no es una planta propia de nuestro país, sino oriunda de Asia Central, donde se cultiva desde remotos tiempos. En Occidente, en el Medievo ya gozaba de reputación y se usaba como remedio para la “peste”. Posteriormente en el siglo XV se descubrió que el ajo tenía propiedades bactericidas, eliminando determinadas especias patógenas de la flora intestinal, sin dañar otras inocuas. También ataca a los gusanos intestinales oxiuros, que producen el prurito anal en los niños.

A principios del siglo XX se indicaba el uso del ajo contra intoxicaciones nicotínicas (Meyer, 1935) como medida para combatir el llamado complejo sintomático del tabaquismo; y sobretodo cuando el efecto nocivo del tabaco afectaba a los vasos sanguíneos. Más recientemente se descubrieron sus capacidades hipotensoras. El descenso de la presión sanguínea se produce sin efectos secundarios.

El ajo es un antibiótico de amplio espectro contra una larga lista de microbios. La alicina, compuesto antibacteriano oloroso del ajo, se desprende cuando se corta el ajo. En la Unión Soviética se conoce el ajo como la “penicilina rusa” ya que en cierta ocasión se importaron 500 toneladas de este bulbo para combatir una epidemia de gripe. Si se destruye el aroma, cuando se cuece, el ajo deja de ser antibacteriano aunque conserva otras propiedades terapéuticas.

El ajo aumenta la inmunidad ya que estimula la capacidad de las células asesinas naturales “natural killers” encargadas de atacar a los virus.

Es un potente antioxidante. En un estudio científico se evidencio que incluso era mas potente que la vitamina E. Los compuestos azufrados del ajo detienen la transformación de determinadas sustancias en metabolismos cancerigenos. El instituto Nacional del Cáncer sitúa los compuestos de azufre del ajo en posición alta en su lista de “quimiopreventivos” naturales.

El inconveniente más importante de este nutraceutico es su olor. Para enmascarar el olor a ajos se recomienda después de comerlos mascar un poco de perejil aunque no parece una precaución del todo eficaz. En el mercado existen preparados de ajos añejados que concentran sus principios activos medicinales, sin dejar rastro de olor. Para el olor en las manos es recomendable dejarlas unos segundos bajo del chorro de agua fría, sin frotarlas.

Composición: el ajo contiene en todas sus partes, pero sobretodo en el bulbo, una substancia sulfurada inodora llamada alicina, que es lo que le confiere su olor característico cuando por acción enzimática se convierte en disulfuro de alilo. También contiene abundantes fructosanos (75%), metil alanina y enzimas alinasa.

Propiedades
- Antiinflamatorio
- Antiagregante plaquetario
- Antiséptico/antifúngico
- Infecciones por Helicobacter pylori
- Hipocolesterolemiante
- Hipotensor por efecto vasodilatador periférico
- Hipoglucemiante
-  Estimula la inmunidad
- Rubefaciente (uso tópico)
- Vermífugo (combate los parásitos intestinales)
- Depurativo hepático
- Diurético
- Expectorante y descongestivo
- Antioxidante

Indicaciones:
- Hipertensión arterial
- Hipercolesterolemias
- Claudicación intermitente
- Prevención de trombosis
- Híperglucemia
- Gripe
- Bronquitis
- Infecciones
- Parásitos intestinales

Contraindicaciones:
Toma de anticoagulantes orales.
nteracciones con medicamentos convencionales: anticoagulantes orales y antidiabéticos."